J & B
Hoy:
editorial de Julio Blanck.
Nota original:
Nota original:
http://www.clarin.com/politica/costo-politico-capricho-Cristina_0_1080491977.html
El costo político de un capricho de Cristina
Por
Julio Blanck
Amado
Boudou acaba de agregarle el condimento político a una mezcla
explosiva que ya incluía al dólar, los precios, la inflación,
las tarifas, el desaliento a la inversión y la inseguridad. La
situación es suficientemente delicada como para desear que el
Gobierno y los restantes actores políticos, sindicales y económicos,
recuerden que con ciertos fuegos es mejor no jugar.
“A
una mezcla explosiva”(SIC), nunca más oportuno el “chiste”,
teniendo en cuenta la tragedia de Barracas. Esta “mezcla”(SIC)
incluye “al dólar, los precios, la inflación, las tarifas, el
desaliento a la inversión y la inseguridad”(SIC), y acá suponemos
omitió arbitrariamente a la falta de vacantes en las escuelas en
CABA, los supermercados que no cumplen con el acuerdo de precios, a
los especuladores en la bolsa y a los periodistas muy bien pagos que
atentan permanentemente no contra un Gobierno, sino contra la gente
que habita este país. Finalmente, arremete con “que con ciertos
fuegos es mejor no jugar”(SIC), haciendo otra vez, un chiste a
destiempo sobre “fuego”.
La
Presidenta nunca terminará de medir hasta qué punto se dañó a sí
misma eligiendo a Boudou de vicepresidente. Ese capricho
político ejecutado desde un poder sin contrapesos, termina
siendo parecido a las decisiones equivocadas, individuales o
colectivas: tarde o temprano se paga un precio por ellas. A Cristina
le está empezando a llegar el segmento más cuantioso de esa
adición. Y no tiene a quién echarle la culpa.
“Ese
capricho político”(SIC) significó habilitar como vicepresidente a
un hombre que destrabó la situación aberrante de las AFJP y le
devolvió con su técnica, la jubilación al Estado. Y claro que “no
tiene a quién echarle la culpa”(SIC), puesto que tanto ella como
muchos y muchas (el 54%) votó a ese Vicepresidente luego de su
exitoso paso como Ministro de Economía: no salió de un repollo de
un día para el otro tropezando cual personaje de Chaplín.
Es
una vergüenza nacional que el vicepresidente haya permanecido
inmutable en el cargo durante casi dos años, sin tomar nota -ni él
ni el Gobierno- de los severos cuestionamientos judiciales en su
contra. No se trata de una evaluación política sobre el desempeño
de sus funciones. Es otra cosa.
“Haya
permanecido inmutable”(SIC) y “sin tomar nota”(SIC), como si
no hubiera abogados trabajando en esta cuestión, y como si habría
que contestar absolutamente todo lo que se dice del Gobierno, DE LA
YEGUA y de todos y todas los que estamos del lado kirchnerista de la
vida. Luego, Julito indica que “es otra cosa”(SIC), pero no nos
cuenta qué otra cosa es. :(
Boudou
es un hombre acusado de cometer delitos. Y de haberlos cometido
al amparo de la transitoria impunidad que le dio el poder.
Si
tiene “impunidad”(SIC), no sería citado a indagatoria, por
ejemplo, troesma.
Con
el pedido de indagatoria de ayer, que abre camino a un eventual
procesamiento del vicepresidente de la Nación, esa impunidad
encontró un límite que tiene tres maneras de explicarse.
Bueno.
Entonces impunidad los tiki-takas.
Uno, la
abrumadora acumulación de pruebas reunidas en la Justicia. Esas
probanzas se fueron sumando incluso después de que en la Semana
Santa de 2012, una atropellada escandalosa del vicepresidente,
autorizada por la Presidenta, terminó desplazando del caso Ciccone
al juez Daniel Rafecas, al fiscal Carlos Rívolo y hasta al
Procurador General Esteban Righi, hombre de larga historia peronista
y mentor intelectual y valedor de una vasta camada de jueces.
“Abrumadora”(SIC):
definición del diccionario, “que agobia con esfuerzos físicos o
sufrimientos”, o sea que no aplica mucho acá. Y “autorizara por
la Presidenta”(SIC). ¿Acaso ESA YEGUA firmó papeles que decían
“ATROPÉLLESE”?
Dos, la
decisión del actual juez de la causa, Ariel Lijo, y del fiscal Jorge
Di Lello, de no someter sus carreras al fuego sacrificial para
defender a Boudou. Actuaron sin incomodar públicamente al
Gobierno, pero fueron engrosando un expediente que ya tenía
contundencia inapelable antes de que ellos tomaran el caso. Los pasos
que dieron Lijo y Di Lello tuvieron el respaldo de una amplia franja
de jueces y fiscales, y de las figuras más significativas del
peronismo vinculadas al Poder Judicial.
“Sin
incomodar públicamente al gobierno”(SIC) pero a su vez “engrosando
un expediente”(SIC). Póngase de acuerdo, muchachito. Vamos. ¿Dónde
termina lo público si día a día en cadena nacional en todos los
medios del Grupo Clarín se iba comentando cada acción de la
justicia o los fiscales? Finalmente y como corolario ad eternum:
“peronismo”(SIC), cosa de meter un poco más de tierra en el
asunto.
Tres, el
pedido de indagatoria -que el juez aprobaría más temprano que
tarde- refleja la progresiva debilidad política del Gobierno. El
costo del capricho presidencial empezó a ser pagado con los masivos
cacerolazos de finales de 2012, en los que el reclamo de una Justicia
que enfrentara el festival de la corrupción, del que
Boudou es todo un símbolo, fue parte sustancial de la convocatoria.
Después, los errores groseros ante los problemas de la economía, el
crecimiento exponencial de la inseguridad, el daño progresivo de la
inflación y la cerrazón y sectarismo de la Presidenta, confluyeron
en la derrota electoral de octubre de 2013. Con fecha de salida a la
vista y opositores que comenzaron a construirse como alternativas de
poder,el declive se hizo imparable.
“La
progresiva debilidad”(SIC). Eso se llama “la justicia”, y
cuando una causa avanza, tiene instancias. No es progresiva la
política en este caso, sino cada momento de una cuestión judicial.
No importa. Este señor dirá que es todo cuestión de debilidad.
Corona la parrafada con “fecha de salida a la vista”(SIC), como
si fuera algo novedoso que un Gobierno termina cuando pasan cuatro
años de mandato.
El
futuro de Boudou es más propiedad de la Justicia que de la política.
Habrá que ver si Cristina sostiene el oprobio de mantenerlo en la
vicepresidencia. O si, por el contrario, Boudou es obligado a
tener un gesto decente y al menos pide licencia hasta que su
situación se defina. Cada minuto que permanezca en su cargo será un
costo adicional para una Presidenta a la que cada día le
sobra menos capital político para malgastar.
“Al
menos pide licencia”(SIC) nos deja abierta la oscura puerta de
suponer que sería “cuanto más”. Si de mínima eso, mamita
querida de máxima: fusilamiento, paredón, horca en plaza pública,
lapidación y exterminio. Finalmente: “cada minuto que permaneza en
su cargo”(SIC), pide pista y sugiere que YA NO HAY TIEMPO. Porque,
como siempre, TODO ESTÁ PERDIDO.
La
política tomó nota muy rápido de la nueva situación. Si Boudou
comete el acto saludable e inesperado de dar un paso al costado, el
primer lugar de la línea sucesoria recaerá en el presidente
provisional del Senado. Ese puesto lo ocupa hoy, también por gracia
de Cristina, la tucumana Beatriz Rojkés de Alperovich. Pero nadie
apuesta un peso a su permanencia.
“La
política tomó nota muy rápido de la nueva situación”(SIC) y no
sabemos en qué anotador anota Doña Política. Y “nadie apuesta un
peso a su permanencia”(SIC), con lo cual no sólo da por renunciado
a Boudou, sino también a quien lo continúa en cargo. O sea, nadie
es apto. Nadie de estos rojos kirchneristas. NADIE. NADIE. NADIE.
NADIE.
Hace
falta volumen político para conducir el Senado y el elegido de la
Casa Rosada es Gerardo Zamora, ex gobernador de Santiago, un radical
sumado al kirchnerismo desde la presidencia de Néstor. Pero el
peronismo reclama ese lugar para uno de los suyos, entre otras cosas
porque tener ese lugar es hoy estar mucho más cerca del
poder.
¿“El
peronismo”(SIC) pide eso para estar mucho más cerca de un poder en
el que no son peronistas? Esto, es muy confuso.
Miguel
Pichetto, jefe del bloque oficialista, podría reunir unanimidad o
poco menos en el Senado. Pero quizá prefiera ser candidato a
vicepresidente de Daniel Scioli o aspirante a la gobernación de Río
Negro. De todos modos, ayer Pichetto recibió en su despacho a muchos
de los que forman opinión en el Senado, fueran oficialistas u
opositores.
“Quizás”(SIC),
o sea, no tiene la menor idea de qué va a suceder, este poco humilde
columnista de Clarín llamado “Julio Blanck”(SIC).
En
política nunca se dice nunca.Para
evitar confusiones el senador Ernesto Sanz, presidente del
radicalismo, aclaró que a ellos Zamora no los representa. No sea
cosa que se quiera vender otra vez la decisión de Cristina como un
acuerdo con la oposición.
“No
sea cosa”(SIC) y Julio Blanck se puso a manejar un taxi a lo loco
por Avenida Corrientes.
La
cuestión es que también en el Senado el peronismo quiere
hacerse escuchar. Una resistencia incipiente a las imposiciones
de la Casa Rosada emergió a fines del año pasado cuando la
aprobación de la reforma del Código Civil y el impuesto a los autos
de alta gama. Ahora esa resistencia crece, en paralelo con el
debilitamiento del Gobierno.
“El
peronismo”(SIC). ¿Cuál? ¿El gorila que no es peronismo como el
de Yoma? ¿O el rancio que tampoco lo es como el de De La Sota? Sea
nuestra guía, Julico.
“Una
cosa es disciplinarse a quien te asegura éxitos electorales, pero
eso ya se terminó”,
dijo, pragmático, un confidente de los senadores peronistas.
“Un
confidente”(SIC). ¿Quién? Basta de “altas fuentes”. Así
cualquiera puede decir que cualquiera dijo cualquier cosa. A mí, de
hecho, un importante ejecutivo de Clarín puede o no haberme dicho,
que a Julio Blanck le gusta mucho el asado con dulce de leche, y le
gusta comerlo disfrazado de Pennywise el payaso de IT de Stephen
King, mientras escucha Shakira y baila como Pan Am. Qué se yo. Así
cualquiera dice y hace decir a cualquiera lo que uno quiso decir.
¿Nocierto?(SIC).
La
carta alternativa que podría jugar el Gobierno, si Zamora se les
cae, es promover para la presidencia del Senado al neuquino Marcelo
Fuentes, un peronista ultrakirchnerista que no reuniría el consenso
de Pichetto, pero al menos podría respaldarse en los votos del
oficialismo y sus aliados. Fuentes tiene comunicación fluida con el
secretario Legal, Carlos Zannini, garantía extra de su lealtad
en tiempos tormentosos.
“Si
Zamora se les cae”(SIC), ¿Adonde se va a caer ese hombre?
En
el vértigo de estos tiempos tormentosos afloró la tentación de
jugar con fuego, incluso sabiendo cuál es el riesgo de esa práctica
y cuánto nos quemamos los argentinos en ocasiones anteriores que
todavía lastiman la memoria. Así, con liviandad
irresponsable se extiende la discusión sobre si la crisis
económica, social y política obligará a Cristina a acortar
el tiempo de su mandato.
“Jugar
con fuego”(SIC), poco tino para hablar de fuego en estos días,
otra vez. Y suenan trompetas: “obligará a Cristina a acortar el
tiempo de su mandato”(SIC). Este canto de cisne ya lo escuchamos, y
por lo menos una vez por día desde los medios políticos opositores,
se “sugiere” que la Presidenta se va antes. ¿Por qué? Porque
eso es lo que se quiere instalar. Así de simple. Así de aberrante.
Empezó
hablando de finales caóticos el gobernador misionero Maurice Closs,
que sigue siendo parte del oficialismo. Del otro lado se sumó Luis
Barrionuevo, siempre una luz para echar nafta al fuego: “Si
tienen miedo de irse antes es porque se van a ir antes”. Y
salió el ministro Florencio Randazzo a advertir “no se
ilusionen que no nos vamos a ir antes”. Y Jorge Yoma aportó lo
suyo cuando sostuvo que el peronismo “debe decirle a
Cristina que hasta acá llegó: o cambia o se va”.
“Fuego”(SIC)
y seguimos con el poco tino. Finalmente, “Luis Barrionuevo”(SIC)
acá es mostrado como una palabra de peso, siendo que tiene más
sospechas de delitos que cualquier funcionario del Gobierno
Nacional. Y culmina con “Jorge Yoma”(SIC), que en su infinito
despecho por ser eyectado de la función pública por el pueblo,
sumado a su miserable proyección electoral para ALGO, corretea los
pasillos del Grupo Clarín preguntando dónde está el baño para
hacer pichín.
Son
todas palabras que expresan una idea violenta: la de la
posible alteración de los tiempos constitucionales.
“Idea
violenta”(SIC) que se sugiere hasta el hartazgo en por lo menos una
editorial diaria de Clarín o de La Nación. Nunca desde el Gobierno
Nacional.
Este
despropósito puede seducir a los que desesperan porque sus planes
políticos o sus negocios se pueden consumir en la espera de 2015. O
atraer a quienes frente a la inevitabilidad del derrumbe, el fracaso
del relato y la pérdida de apoyo social, prefieran una salida con
visos heroicos al lento sangrado de la crisis.
“Sus
negocios”(SIC), como por ejemplo, los de Magnetto, por decir un
caso que nada tiene que ver con esta nota pero caprichosamente lo
escribimos. Y “fracaso del relato”(SIC), como si eso de “el
relato”(SIC) no fuera una idea ciento por ciento del Grupo Clarín,
que crea una cosa para luego decir que fracasa.
La
acción sigue estando en manos del Gobierno. Y de la Presidenta, que
esta semana ratificó su notable capacidad para ampliar el campo de
sus enemigos. Sumó a esa especie indeseable a los mismos
sindicalistas y empresarios que habían sido convocados para
aplaudirla. El resultado es una ecuación peligrosa: los
otros cada vez son más y los propios son cada vez menos.
“Los
otros”(SIC) y “los propios”(SIC), como si se tratara de una
telenovela.
La
imposibilidad de escuchar, el aislamiento como táctica política o
como fruto de la naturaleza de las personas actuando bajo el dominio
de las pasiones contrariadas, puede resultar tan riesgoso como las
palabras que expresan ideas violentas.
“La
imposiblidad de escuchar”(SIC). ¿De escuchar a quién? ¿A vos,
JULIO BLANCK? Vamos. Usted escriba, dele. Arigató
La
Presidenta, con todo respeto, también está incluída entre los que
no deberían jugar con ciertos fuegos.
“Con
todo respeto”(SIC), dice Julio Blanck y la cara se le endurece como
una moneda de oro. Y termina, eso sí, con la palabra y el concepto
con los cuales machacó con miserable e intencional tino, durante
todo el texto: “fuegos”(SIC).
SIC!
SIC!